Dar es regalar, aportar, donar, obsequiar, ceder. Los padres tienen que dar amor y proveer educación, recreación, vivienda, tiempo de calidad, seguridad. Los hijos, por su parte, tienen que esforzarse en la escuela, hacer los deberes, ayudar en casa, entre otras actividades que a medida que los niños van creciendo, irán incorporando a sus rutinas diarias.
Cuando amas a alguien, le deseas lo mejor. Le das a esa persona importante la parte más valiosa de tu alma, de tus pensamientos, de tu tiempo… Te entregas a ti mismo. De hecho, la familia como base de la sociedad debe ser pionera en la práctica de la acción incondicional de dar.
Algunos creen que mamá y papá siempre deben dar. Y que mientras tanto, los hijos solo podrán recibir. Si es así como estás pensando así, creo que podemos considerar algunos aspectos para entender que el negocio de dar y recibir en la familia es un trato bidireccional, es decir, de ida y vuelta. Dar en la familia no es un callejón sin salida.
Dar es regalar, aportar, donar, obsequiar, ceder. Si bien los padres tienen que dar amor, educación, recreación, vivienda, tiempo de calidad, seguridad, los hijos, por su parte, tienen que esforzarse en la escuela, hacer los deberes, ayudar en casa, entre otras actividades que a medida que los niños van creciendo, irán incorporando a sus rutinas diarias.
Tanto los padres como los niños deben entender que en la familia dar es un regalo de amor y no un acto de obligación, no es un deber, no es una responsabilidad. Se da sin esperar recibir. Se trata de amar y cuidar a cada miembro de la familia.
Recibir, por otro lado, no es quedarse sentado esperando a que le sirvan. Recibes porque los miembros de tu familia se preocupan por ti, te quieren, piensan en ti. El acto de recibir es un regalo por lo que ya has dado. Es el fruto de la semilla que has sembrado.
En el trato bidireccional o de ida y vuelta al que me refiero, habrá momentos en los que hay que renunciar al tiempo de sueño para cuidar al hijo menor; o dejar de jugar unos minutos para colaborar en la limpieza del baño. También papá se pondrá manos a la obra para colaborar con las tareas de la casa, sacando la basura, ordenando la cama o simplemente con el mantenimiento general del jardín.
Curiosidades del acto generoso de dar
En el hogar, cada miembro de la familia debe sembrar su semilla de colaboración. Más tarde, sin esperarlo, recibirá sus frutos.
En este negocio de dar, algunas personas sienten “placer” al dar amor, dar comida, dar regalos. A estas personas les encanta dar más que recibir.
Entre cristianos, musulmanes, budistas, hindúes y miembros de otras religiones de todo el mundo, dar es más importante que recibir.
Dar es un regalo de amor, nunca un acto de deber.
Cómo cultivar el arte de dar
Comencemos con el esposo enseñándole pequeñas lecciones de colaboración en el hogar. Pidamos que nos dé una mano con ciertas rutinas de la casa y expliquemos claramente cuándo y cómo queremos que las haga.
A los niños se les irá educando poco a poco el arte de dar y colaborar de acuerdo con su edad. Explique cómo puede realizar algunos quehaceres de la casa. Un buen lugar para aprender es su habitación recogiendo los juguetes, ordenando los útiles escolares, doblando su ropa.
De ejemplos cada vez que sea necesario.
Sea claro y manifieste exactamente, con palabras sencillas, qué, cómo y cuándo usted espera que esas actividades se hagan.
Tenga paciencia, las primeras veces no serán como usted lo espera ni en el tiempo indicado. Un recordatorio bastará para animarlos a dar su aporte. No se desanime ni pierda el control.
Cultive el arte de dar siempre que sea oportuno, exaltando y agradeciendo el aporte. Unas gracias por tu ayuda o es muy valiosa tu colaboración, son palabras que sin duda alguna motivarán a seguir creciendo en el maravilloso mundo de dar en el hogar.
Comente que, gracias a la generosa colaboración de todos, la casa está ordenada y limpia.
Mencione, por ejemplo, qué mamá pudo descansar unos minutos cuando regresó del trabajo, que papá jugó con los niños y luego agregue los beneficios: los niños podrán disfrutar del parque o que tendrán tiempo para visitar a los abuelos el fin de semana. Todo esto al arte maravilloso de dar en la casa.
Muchas personas practican con frecuencia la generosidad de dar a los necesitados, el hambre, los sedientos y desamparados. Demos un primer paso instruyendo en nuestro propio hogar que dar es un trato de ida y vuelta y que es un regalo de amor y no un acto de obligación.