En la variedad, encuentras el sabor.
De la diversidad podemos aprender mucho.
La diversidad significa “muchas cosas diferentes”.
Diversidad cultural, étnica, lingüística, biológica, sexual, funcional.
Sistemas o estilos de vida muy diferentes. Incluso ropa totalmente diferente a la nuestra.
Ideas y conceptos que los hacen muy interesantes y muy valiosos.
Vivir en la Ciudad de Nueva York me enseñó a valorar la diversidad. A diario los neoyorkinos tienen la oportunidad de compartir con personas de todas partes del planeta. De hecho, la página web Business Insider publicó que, de las Lenguas en Peligro de Extinción, "al menos unas 800 se hablan en la Ciudad de Nueva York, y en el municipio de Queens se hablan más que en cualquier otro lugar". Esto es maravilloso porque junto con la diversidad de idiomas, vienen la diversidad culinaria, cultural y religiosa. Y yo encuentro un valor real en todo esto.
La diversidad refleja la multiplicidad, una riqueza cuyo objetivo debe ser unir y no diferenciar. De la diversidad podemos aprender muchísimo porque, como lo define la Real Academia Española, diversidad es "gran cantidad de varias cosas". Diversidad cultural, étnica, lingüística, biológica, sexual, funcional, con sistemas o estilos de vida tan variados, con incluso vestimentas que son muy diferentes a las nuestras, con ideas y conceptos tan distintos que, desde mi punto de vista, los hacen interesantísimos y valiosos.
Sería aburridísima una vida sin diversidad. No me gustan las rutinas, mucho menos los tapices de igual color. Con esto quiero decir que es importante respetar y no criticar. Ser empáticos. No creernos mejores o superiores a otros por ser "diferentes" a nosotros. Lo que para nosotros es "diferente", extraño para ellos es lo más normal, es lo regular, es su estilo de vida, es su vida. En tal caso, nosotros también somos diferentes para ellos.
El cuerpo humano es otro claro ejemplo de diversidad. Cada órgano tiene su función específica. El cuerpo no es solo corazón o estómago. De ser así, sería corazón o estómago, no cuerpo humano.
Por lo tanto, si la misma naturaleza y todo a nuestro alrededor es diferente. Si cada día en sí mismo es diferente, en lugar de criticar o de observar las diferencias, podemos enfocarnos en el valor de cada diferencia y en la ganancia que para nuestra vida personal ellas representan. No me puedo imaginar un mundo donde todos vestimos igual, con las mismas destrezas y habilidades y haciendo un mismo trabajo.
En Venezuela dicen: "en la variedad está el gusto". De tal manera que debemos apreciar el valor que tiene la diversidad para nuestra vida. La oportunidad de conocer gente diferente a nosotros, de aprender sobre nuevas culturas, de vivir situaciones novedosas, de conocer nuevos idiomas, o de degustar nuevos sabores, es ganancia.
Al valorar la diversidad, ganamos crecimiento personal, información, experiencia... Adquirimos información que podemos pasar a nuestros hijos y nietos. Tenemos temas interesantes de conversación con otros. Así que aprovechemos la diversidad de la mejor manera, aprendiendo, respetando y valorando a quienes nos ofrecen esa oportunidad.