Viktor Frankl, psiquiatra austriaco sobreviviente del holocausto escribió: “Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros.”
Reflexionemos:
¿Te encuentras en situaciones en las que no sabes cómo seguir adelante?
¿Te enfrentas a desafíos que parecen insuperables?
¿Tienes miedo al fracaso y por eso no consideras nuevas oportunidades?
Si es así, quizá has adoptado una mentalidad fija que te incapacita para enfrentar desafíos y superar contratiempos.
Las personas con una mentalidad fija creen que sus habilidades son inalterables, mientras que las personas con una mentalidad de crecimiento están abiertas a aprender y adaptarse.
En este artículo, compartimos consejos para desarrollar una mentalidad de crecimiento reconociendo nuestras fortalezas y debilidades. También ofrecemos estrategias para aceptar desafíos y contratiempos como oportunidades de crecimiento personal. Te animamos a escuchar el episodio para aprender más sobre cómo desarrollar una autoimagen positiva y cultivar una mentalidad de crecimiento.
¿Cuál es la diferencia entre una mentalidad fija y una mentalidad de crecimiento?
Una persona de Mentalidad Fija sostiene que la inteligencia, el carácter y la creatividad son cualidades estáticas cree que “nació” con ciertos talentos, habilidades o nivel de inteligencia y que ya no van a cambiar.
En cambio, la persona con una Mentalidad de Crecimiento cree que siempre puede mejorar. Confía en el éxito personal basado en el esfuerzo y trabajo por dar lo mejor de sí en ese momento. Va construyendo sobre lo que ha logrado, subiendo peldaño a peldaño sus niveles de habilidad y “expertise”.
Más ampliamente, las mentalidades fijas creen que las habilidades son inalterables. Este pensamiento conduce a una baja autoestima, miedo al fracaso, y dificulta que las personas asuman riesgos y avancen en la vida.
Mientras que las mentalidades de crecimiento creen que las habilidades se pueden desarrollar y mejorar con esfuerzo y práctica. Confían en el ensayo y error. Y en que es necesario caerse, levantarse y seguir.
Las personas con esta mentalidad se centran en aprender y ven los desafíos como oportunidades en lugar de obstáculos. Reconocen sus fortalezas y debilidades y permanecen abiertos a aprender cosas nuevas y a crecer a partir de ellas. Con una mentalidad de crecimiento, las personas asumen riesgos. Los contratiempos se enfrentan porque creen que cualquier desafío puede ser conquistado con determinación y trabajo duro. Los aceptan como oportunidades para el crecimiento personal. Ven los errores como parte del proceso y una oportunidad para aprender en lugar de algo para avergonzarse. No importa lo desalentador que pueda parecer, ¡saben que si ponen suficiente esfuerzo todo es posible!
Las personas con una mentalidad fija evitan los riesgos. Tienden a darse por vencidos fácilmente. Tienden a estar más preocupadas por parecer inteligentes en lugar de desarrollar inteligencia a través de experiencias de aprendizaje. Experimentan más estrés cuando se enfrentan a tareas difíciles. Creen que no pueden cambiar su conjunto de habilidades. Esto les impide actuar para superar los obstáculos que se presentan en el camino.
Aquellos con mentalidad de crecimiento están más enfocados en aprender nuevas habilidades que los conducirá al éxito en cualquier esfuerzo que emprendan, ya sea dominar un idioma o asumir un nuevo rol laboral en el trabajo.
¿Qué podemos hacer para desarrollar una mentalidad abierta al aprendizaje?
Según los expertos en este tema, es vital aceptar los desafíos y contratiempos como oportunidades de crecimiento. Porque la vida está llena de dificultades. Si nos caemos en el primer intento y nos quedamos allí, vamos directo al fracaso. Es como cuando estábamos aprendiendo a caminar. No caminamos en el primer intento. Nos caímos muchas veces. Otras tantas utilizamos apoyos como andaderas, la pared, una silla hasta que finalmente caminamos sin caernos y por nuestra cuenta. ¡¡¡Ni tu ni yo nos dimos por vencidos, porque caminamos!!!
Entonces, entendiendo que el fracaso es parte del proceso de aprendizaje, podemos usar cada contratiempo como una oportunidad para aprender y crecer.
El primer paso es por consiguiente buscar lecciones en cada contratiempo. Reconocer los errores es difícil, pero es necesario si queremos aprender de ellos y seguir adelante. Pregúntese qué podría haber hecho de manera diferente y cómo puede mejorar su rendimiento en el futuro. En lugar de quedarse en el error y culparse por lo que no salió bien. Hacer esto te ayudará a mantenerte enfocado en la mejora en lugar de detenerte en lo negativo.
En segundo lugar, establece metas y expectativas realistas. Es importante desafiarse a sí mismo con metas alcanzables, pero que superen tus límites acostumbrados y sin prepararse para el fracaso. Esto te dará una sensación de logro y mantendrás tu motivación alta para que no te desanimes o te abrumen las tareas más grandes.
Tercero, reconocer nuestras fortalezas y debilidades nos ayuda a identificar mejor nuestro potencial y encontrar áreas de mejora. Por ejemplo, es útil ser consciente de lo que desencadena los pensamientos negativos sobre nosotros y analizar la causa raíz de esos pensamientos. Podrán ser experiencias pasadas o comentarios de otros que te han llevado a creer que no eres capaz de lograr el éxito. Una vez que entendemos la razón detrás de nuestra duda, es importante combatirla con acciones.
¿Qué podemos hacer para triunfar con los desafíos y obstáculos que nos rodean?
Aceptar los desafíos y los contratiempos es clave. Al verlos como oportunidades para aprender y crecer, será más probable que las supere.
La retroalimentación es esencial para el crecimiento personal. Si no está abierto a escuchar lo que otros tienen que decir, nunca podrá mejorar.
El diálogo interno positivo es una manera fantástica de construir confianza en sí mismo y mantener a raya la negatividad. Afirmaciones como "Soy capaz de alcanzar este objetivo" o "Tendré éxito, pase lo que pase" pueden ayudarnos a concentrarnos en la tarea y recordarnos nuestro potencial de éxito.
Una mentalidad de crecimiento no significa que las cosas siempre serán fáciles. Tienes que trabajar duro si quieres ver resultados.
Roma no se hizo en un día y las personas de éxito tampoco. Se necesita tiempo para alcanzar tus objetivos, así que se paciente y no te des por vencido.
Cambia tus palabras o pensamientos negativos por positivos, por ejemplo: si dices “Me rindo”; intenta “Voy a hacerlo de otro modo”; o si piensas “Esto es demasiado difícil”; intenta “Esto tomará más tiempo del que creí”. “Luisa es mejor que yo” di “Voy a aprender de Luisa”
Es importante celebrar tu progreso, por pequeño que sea. Esto te ayudará a mantenerte motivado y enfocado en tus objetivos.
Finalmente, crear un plan de acción para el crecimiento personal es esencial para desarrollar una mentalidad de crecimiento. Establecer objetivos que nos empujen fuera de nuestra zona de confort, pero que sean alcanzables con trabajo duro y dedicación. Además, debemos desafiarnos a nosotros mismos consistentemente estableciendo nuevas metas tan pronto como logremos las establecidas antes que ellos, esto asegura que nos esforcemos constantemente por algo más grande que nosotros mismos.
Al comprender nuestras propias fortalezas y debilidades, reconocer los factores desencadenantes del pensamiento negativo, combatir la duda con afirmaciones positivas y crear un plan de acción para el desarrollo personal, ¡podemos desarrollar una mentalidad de crecimiento que nos permitirá alcanzar nuevas alturas en cualquier esfuerzo que persigamos!
Recuerda que cambiar una mentalidad fija a una de crecimiento es un proceso que toma tiempo y esfuerzos y dedicación continua. Desarrollar una mentalidad de crecimiento no sucede de la noche a la mañana, pero si te mantienes constante, ¡eventualmente tu arduo trabajo dará sus frutos!
"Empieza haciendo lo necesario, después lo posible, y de repente te encontrarás haciendo lo imposible.”
San Francisco de Asís