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¡Ser como niños siendo adultos!

Ser niño es una experiencia increíble. Es una etapa de la vida llena de aventuras y emociones. Todo es nuevo y excitante, y se puede vivir casi sin preocupaciones.


¡Ser como niños siendo adultos! es un concepto intrigante que nos invita a reflexionar sobre cómo abordamos la vida y nuestras emociones. Adoptar ciertas cualidades de la infancia puede ayudarnos a mantenernos mentalmente activos, reducir el estrés, mejorar nuestras relaciones interpersonales y disfrutar de una vida más plena y satisfactoria.


Desde una perspectiva espiritual, ser como niños nos conecta con nuestra esencia y nos acerca a nuestra espiritualidad. Jesús, destacó la necesidad de ser como niños para entrar al Reino de los Cielos. Nos invita así a desprendernos de la soberbia y la autosuficiencia, y abrirnos a la confianza y la humildad propias de los niños.


La infancia es la época de la vida en la que prácticamente no tenemos responsabilidades ni problemas. Sabemos disfrutar de las pequeñas situaciones, nuestra imaginación vuela con facilidad y cualquier cosa y momento es oportuno para jugar, correr y reir. Aquí te dejo siete razones por las que ser niño es lo mejor:


  1. Todo es emocionante y nuevo.

  2. Caer enfermo significa ser cuidado en casa.

  3. Eres el foco de atención de tus padres.

  4. Tienes resistencia física y puedes jugar libre de preocupaciones.

  5. Formas amistades que podrían durar toda la vida.

  6. Un beso o un abrazo son gestos de inocencia y sinceridad.

  7. Las cosas simples te brindan felicidad.


Ser como niños en la adultez puede tener efectos positivos en nuestra salud mental y relaciones interpersonales. A continuación, te presento algunas razones por las que adoptar ciertas cualidades de la infancia puede ser beneficioso:


Mantener la Curiosidad: Los niños poseen una curiosidad innata y un gran entusiasmo por explorar el mundo. Al llegar a la edad adulta, preservar esa curiosidad nos facilita el aprendizaje continuo, el descubrimiento de nuevas pasiones y la permanencia de una mente activa.


Seamos como niños

Jugar y Reír: Los niños juegan libremente y ríen con naturalidad. En la adultez, jugar y reír son fundamentales para disminuir el estrés, elevar el ánimo y reforzar los lazos sociales.


Aceptar la Vulnerabilidad: Los niños muestran sus emociones y piden ayuda sin temor. Son sinceros. Al aceptar nuestra vulnerabilidad en la adultez, podemos establecer conexiones más profundas con otros y obtener apoyo cuando es necesario.


Vivir en el Presente: Los niños no se inquietan mucho por el pasado ni el futuro; viven en el momento. Practicar la atención plena y disfrutar del presente puede elevar nuestra calidad de vida.


Ser como niños en la adultez

Creatividad e Imaginación: Los niños poseen una imaginación sin límites y una creatividad única en su perspectiva del mundo. Al llegar a la adultez, fomentar la creatividad nos asiste en la resolución de problemas, el hallazgo de soluciones innovadoras y la preservación de una mente flexible.


Aprender de los Errores: Los niños no tienen miedo de cometer errores y aprenden de ellos. En la adultez, aceptar nuestros errores como oportunidades para crecer nos ayuda a progresar y a mejorar.


Conexiones Auténticas: Los niños establecen amistades genuinas sin prejuicios ni expectativas. En la adultez, es esencial valorar las conexiones auténticas y fomentar relaciones significativas para nuestro bienestar emocional.1.


Desde una perspectiva cristiana-católica, hay varios recursos que pueden ayudarte a comprender mejor el valor de ser como niños. Aquí tienes algunas opciones:


  • Sermón “Seamos Como Niños: Perspectivas Teológicas”: Este sermón profundiza en la importancia de mantener la inocencia y el corazón puro en nuestra relación con Dios. A través de una exploración teológica, se aborda el valor de la confianza, la alegría y la inocencia, y cómo estas virtudes nos ayudan a estar más cerca de Dios en nuestra vida diaria1.

  • Artículo en Catholic.net: “Ser como niños”: En este artículo, se reflexiona sobre el pasaje bíblico en el que Jesús llama a ser como niños para entrar en el Reino de los cielos. Se explora la actitud de humildad, confianza y dependencia que los niños tienen hacia sus padres, y cómo podemos aplicar esto en nuestra relación con Dios2.

  • Reflexión sobre Mateo 18:1-5: El pasaje de Mateo 18:3, donde Jesús dice: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”, nos invita a reflexionar sobre la grandeza de la niñez espiritual. Este enfoque nos ayuda a conectarnos con Dios a través de la humildad y la confianza3.


La espiritualidad infantil nos acerca a Dios con un corazón abierto, confiado y rebosante de alegría. Explora estos recursos y deja que la simplicidad y pureza infantil inspiren tu fe.


Recuerda que ser como niños nos invita a la simplicidad, la confianza en Dios y la empatía hacia los demás. Reconocer a Dios como nuestro protector y esencial en nuestras vidas es clave para lograr la felicidad y el cielo. Adoptar una actitud infantil nos vincula con nuestra esencia y fomenta el crecimiento en amor, humildad y confianza.


Por lo tanto, no menospreciemos la sabiduría y la felicidad que podemos descubrir al adoptar una actitud más infantil en nuestra vida adulta. La invitación es a reir más, a jugar más, a disfrutar más de lo sencillo y del presente.


 
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